29 de diciembre de 2025

Crecen las críticas a la gestión de Ibarguren en Pinamar: entre el déficit y el malestar vecinal

A poco tiempo de asumir la continuidad del proyecto político de Martín Yeza, el actual intendente Juan Ibarguren enfrenta cuestionamientos por la falta de servicios básicos, el aumento de tasas y una crisis de infraestructura que afecta tanto a residentes como a turistas.

La transición entre Martín Yeza y Juan Ibarguren prometía ser una «continuidad ordenada», pero para muchos vecinos de Pinamar, el cambio de mando solo ha profundizado problemas estructurales que la ciudad arrastra desde hace años. Hoy, la administración de Ibarguren se encuentra bajo la lupa debido a una serie de falencias que van desde el estado de las calles hasta la transparencia en el manejo de los fondos públicos.

Los ejes del conflicto

El descontento social ha escalado en los últimos meses, centrándose principalmente en tres puntos clave:

  • Presión Fiscal y Tasas Municipales: El fuerte aumento en las tasas de servicios urbanos ha generado una ola de reclamos. Los contribuyentes denuncian que la suba no se ve reflejada en mejoras tangibles para la ciudad, calificando la medida como puramente recaudatoria.

  • Mantenimiento Urbano Deficiente: Basta con alejarse unas cuadras del centro para notar el deterioro. Calles de arena intransitables por falta de mantenimiento, luminarias rotas y una recolección de residuos que presenta fallas sistemáticas en diversas localidades del partido, como Ostende y Valeria del Mar.

  • Crisis en Salud y Seguridad: El hospital comunitario sigue siendo un punto crítico. La falta de insumos y las demoras en turnos médicos conviven con una creciente preocupación por la inseguridad, en una ciudad que parece desbordada durante la temporada alta y olvidada durante el invierno.

Una gestión bajo fuego político

Desde la oposición, las críticas apuntan a una «falta de autonomía» de Ibarguren y a un presupuesto que prioriza el marketing político por sobre las obras de fondo. «Pinamar está viviendo de prestado; no hay inversión en infraestructura hídrica ni vial, solo parches», señalan desde el Concejo Deliberante.

El desafío de la transparencia

A esto se le suma el pedido de informes sobre el destino de partidas específicas y la sobreejecución de gastos en áreas no prioritarias. Mientras el intendente intenta mantener una imagen de gestión moderna en redes sociales, la realidad en los barrios periféricos cuenta una historia diferente.

El escenario para Ibarguren es complejo. Con una comunidad cada vez más movilizada y una economía local golpeada, el intendente deberá decidir si profundiza el modelo actual o si realiza el giro necesario para evitar que su administración quede marcada por la ineficiencia.

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