1 de diciembre de 2025

Sin hablar de políticas turísticas y con breve discurso basado en lo privado Apolonio presentó la temporada

El intendente Juan Ibarguren y la secretaria de Turismo, Alejandra Apolonio, encabezaron un acto donde las políticas públicas brillaron por su ausencia. El discurso oficial se limitó a delegar la responsabilidad del éxito del verano en la «garra» de los inversores privados.

PINAMAR – En un contexto económico nacional que exige precisión quirúrgica y estrategias agresivas para captar al turista, el lanzamiento oficial de la temporada de verano en Cariló dejó, cuanto menos, un sabor a poco.

El evento, encabezado por el intendente Juan Ibarguren y su secretaria de Turismo, Alejandra Apolonio, y el empresario Nelson Valimbri se perfilaba como la oportunidad ideal para que el Ejecutivo local presentara una hoja de ruta clara. Sin embargo, lo que se vio fue una puesta en escena protocolar carente de anuncios sustanciales.

Un discurso vacío de gestión

La expectativa de escuchar medidas concretas —incentivos fiscales, una agenda cultural de envergadura financiada por el municipio o campañas de promoción segmentadas para competir con Brasil— se diluyó rápidamente.

El discurso de Ibarguren evitó profundizar en el rol del Estado municipal como motor de la actividad. En su lugar, el jefe comunal optó por una retórica de acompañamiento pasivo, destacando una y otra vez el «rol fundamental de los privados». Si bien es innegable que la hotelería y la gastronomía de Cariló sostienen la jerarquía del destino con inversiones millonarias, la alocución sonó para muchos presentes como una renuncia a la gestión: el municipio parece haberse convertido en un mero espectador que aplaude el riesgo ajeno sin aportar soluciones propias.

Sin brújula turística

Por su parte, la intervención de Alejandra Apolonio no logró disipar las dudas. La titular de la cartera turística no presentó un plan integral que articule las necesidades de las distintas localidades del partido.

«Se habló de ‘trabajo en equipo’, pero no se explicó cuál es el aporte del equipo municipal más allá de la presencia institucional. Faltaron políticas claras para una temporada que se anticipa compleja en materia de precios y ocupación», comentó por lo bajo uno de los prestadores turísticos presentes en el evento.

La falta de directrices claras expuso una gestión que, al menos en este arranque, parece navegar a la deriva, confiando ciegamente en que la marca «Pinamar» y el esfuerzo de sus comerciantes sean suficientes para salvar el verano.

Conclusión: A la suerte del privado

El lanzamiento dejó una foto institucional correcta, pero una sensación de orfandad política preocupante. Sin un Estado presente que marque el rumbo, regule y potencie, Pinamar inicia su temporada alta dependiendo exclusivamente de la inercia de su belleza natural y del bolsillo de sus empresarios.

Resta ver si, con el correr de las semanas, la gestión de Ibarguren y Apolonio logra pasar de los agradecimientos protocolares a la acción política concreta que el destino necesita.

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